Entre las casas con encanto de las que me prendo a golpe de vista, este apartamento en Nueva York rústico renovado captó enseguida mi atención… Y no sólo por sus colores caprichosos y las buenas vibraciones que transmite, sino porque leí la historia de su propietaria y me llegó al corazón…
Alisson Aldrich llegó a la ciudad con 19 años. Hablamos de la década de los 40 del siglo XX… Hoy va andando desde su apartamento en el West Village hasta
Washington Square Park, donde ejerce de profesora universitaria de trabajo social. Ella misma conoció el infierno en la tierra, porque durante muchos años fue alcohólica.
Tras dos matrimonios fracasados, decidió emprender una nueva vida, estudió en la Universidad cuando sus hijos ya no la necesitaban, y buscó este apartamento en cuya decoración ha plasmado sus ganas de vivir y de ayudar a los demás a superar las adicciones…
Aldrich nació en el seno de una familia privilegiada (puedes ver la mansión familiar de Massachussets en Wikimedia). Su bisabuelo fue senador por Rhode Island, participó en la consolidación de una legislación tributaria que favoreciera a los ricos, y ganó una fortuna comprando acciones de las nuevas compañías de suministros que comenzaron a surgir en Estados Unidos a finales del siglo XIX por doquier. Un lastre muy grande, más que un orgullo, para una persona con ideales y comprometida como ella…
Este apartamento en Nueva York, de dos dormitorios, es el resultado de la unión de tres estudios anteriores, y costó una pequeña fortuna: unos 700.000 euros, más otros 60.000 empleados en la reforma. Pero, como ella misma dice, es el primer sitio auténticamente suyo: «Todo me ha llegado tarde en la vida», dice Aldrich, a sus 70 años al New York Times…
Fotos vía: Decordemon, NYTimes
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